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Intentaba cuadrar las cebras en ese fantástico cielo. sin prestar tanta atención a ellas. cuando vi la foto me di cuenta que había una cebra con dos cabezas?...

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En mi infancia, vivía en el interior del país y pasábamos las navidades en Buenos Aires. Muchas veces me quedaba en la casa de mis abuelos, donde en el escritorio había una libro que titulaba “Maravillas y Misterios del mundo animal”. Cada vez que iba me pasaba horas mirándolo. Las fotos de esos animales me abrían un mundo al cual me prometí alguna vez conocer.  Los animales tienen eso que en los hombres rara vez se encuentra plenamente; son auténticos. Desde que nacen hasta que mueren, desde que se levantan hasta que se acuestan son lo que ves ahí, sin matices, sin dobleces. Pero cada uno de ellos en su especie y en su individualidad son un misterio.  Esta contradicción, esta dicotomía que atraviesa cada uno, es lo que me atrae, es lo que me hace querer seguirlos y fotografiarlos. por último, es lo que me inspira.

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